Si intentamos romper una nuez, roscar un tormillo o arrancar un clavo, solamente con la fuerza que nos proporciona nuestro cuerpo, sabemos muy bien que no lo conseguiremos, es prácticamente imposible, aunque nos esforcemos al máximo. Ahora si nos ayudamos con un cascanueces, un destornillador o unas tenazas, conseguirlo será más facil.
En muchas ocaciones necesitamos de máquinas que nos ayuden a efectuar algún trabajo, de tal forma que se transformen las fuerzas que se apliquen y así disminuya el esfuerzo necesario para hacerlo.
Las máquinas por complicadas que sean, están basadas en unas pocas máquinas simples, que puedes reducirse a dos: la palanca y la polea.
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